A priori, insignificante: menuda, frágil y de rasgos aniñados. Justo lo que no se estilaba a comienzo de los años noventa, cuando las modelos de curvas sinuosas y explosivas reinaban sobre la pasarela. Nadie apostaba por ella en un momento en el que las maniquíes eclipsaban a los propios diseñadores. Sin embargo, Kate Moss se asomó al mundo de la moda y se convirtió en la reina. Hoy, a pesar de sus excesos con las drogas y el alcohol, esta joven modelo continúa siendo una de las más solicitadas en el mundo de la moda.
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LUCKY STRIKE